jueves, febrero 16, 2006

Grafitis: Gritos por escrito

Porque soy abogado -quizá, a pesar de ello- reconozco que lo clandestino y prohibido tiene un cierto atractivo en la psiquis humana. El tema ha sido ampliamente estudiado por penalistas y criminólogos, especialistas en ciencias que casi desconozco.

Imagino la escena de quien, amparado en la nocturnidad, saca una pintura (en spray) y con una velocidad vertiginosa, describe su pensamiento en dos o cuatro palabras, en la pared del vecino desconocido, para huir a toda prisa y perderse en las sombras, antes de que el dueño de la pared autografiada (o peor aún, la policía) se dé cuenta del "paredicidio" (como dirían en "La tremenda corte" de Tres Patines, uno de mis favoritos, por cierto).

Si escribir una idea interesante en pocas palabras es difícil, ¡imagínense lo complicado que es escribir una idea provocadora! Y eso es, para mí, un grafiti. Es un grito, una llamada de atención. Sugestivo, irreverente, creativo. Y si consideramos que, de ordinario, se hace en pocos segundos, sin mucho tiempo para pensar, con el corazón latiendo fuerte, vigilando que nadie te vigile, hay que ser genio para lograr algo así.

Cómo me gustaría dedicar parte de mis esfuerzos en recopilar los grafitis de mi ciudad. Muchos de ellos han sucumbido bajo infames (pero legales) capas de pintura para exteriores. Pero quedan en la mente de quien reconocen en ellos su valor: creatividad y preocupación social; denuncia y originalidad; ironía y libertad de expresión. Ejemplos que saco de una remota esquina en mi cabeza: recuerdo uno, camino a la universidad, que preguntaba a todos los especialistas: "Genio... ¿quién es tu aladino?". Otro, por la línea de un tren, se limitaba a dar un email: p.mainor@satiro.com. Y por ahí, alguien nos confesaba "La inteligencia me persigue, pero yo soy más rápido". Extraordinario. Cuánta creatividad en un segundo. Hoy hay muchos, pero menos creativos. "No al TLC", "políticos corruptos" o cosas así. Expresiones válidas, si... pero les falta chispa.

No estoy motivando a rayar paredes, ni negando que esa una infracción. Lo que estoy diciendo es que un grafiti es un grito (a veces desesperado) que busca llamarnos, alertarnos, hacernos pensar y, a veces, sonreír. Es cultura popular, que se abre paso incluso a costa del derecho. No me estoy refiriendo a las frases soeces, mal escritas y de pésimo gusto que encuentra uno en las paredes de un baño de un bar. Me refiero al grafiti "honesto", que campea a la luz del transeúnte, hasta que la brocha del dueño de la pared o de la municipalidad lo cubra.

Como los grafitis que campeaban en el Muro de Berlín, que mencionaba hace días. Llenos de colores y figuras, verdaderas obras de arte popular, completadas colectiva y anónimamente a lo largo de muchos años. Reflejo de la libertad contra la tiranía, porque los grafitis estaban en el lado occidental del muro, por supuesto. Del otro lado, nadie se podía siquiera acercar a esa maldita pared. Busquen en internet las fotos del viejo muro, y verán un museo al aire libre, del lado donde había aire libre.

Al artista anónimo, al escritor clandestino, al comentarista nocturno, al equilibrista de la ley que asume el riesgo para expresarse y provocar a los demás... mi simpatía y respeto por lo que sus actividades tienen de creatividad, de preocupación social y de reivindicación de la propia libertad. Si es posible, les ruego, no manchen mi pared. La del vecino es más grande y tiene una mejor vista a través del parque.

PD: el de la foto lo encontré en un blog. Los derechos de autor de la foto pertenecen a su dueño... Los del grafiti, también, supongo. Buena pregunta: ¿tendrá un grafiti derechos de autor?