Lo nuevo, lo viejo, lo antiguo y lo clásico
Algunos, al finalizar un año y comenzar otro, hacen "propósitos para el año nuevo": curiosos objetivos temporales que, en la mayoría de los casos, se abandonan tempranamente. Los más rigurosos hasta los apuntan en una libreta con el fin de martirizarse todos los días, leyéndolos y comprobando que no los han cumplido (hay gente que les encanta hacerse exámenes de conciencia y auto-imponerse mala nota, ¡qué estupidez!). Hace años que, por dicha, no cometo esa torpeza. Para mí, año nuevo = cero propósitos. Me parece más prudente estar atento, ver hacia dónde nos abre camino la vida, y tomar decisiones en su momento. Porque la vida no se puede "programar".
Otros (bastante más realistas) aprovechan el cambio de año (según el antojadizo, arbitrario, complicado, nada-natural y retrógrado calendario gregoriano) y lo que hacen es botar lo viejo, sacar la basura, deshacerse de trastos, trapos y papeles que llenan cajones, cocheras y armarios, cosas que hace milenios no usamos o que dejaron de ser útiles. Lo que en mi tierra se llaman "chunches". Me parece una buena actitud: una purga le cae bien a cualquiera y más si se trata de objetos inservibles.
Lo anterior me motiva a hablar sobre cuatro cosas: lo nuevo, lo viejo, lo antiguo y lo clásico. Y decir que los últimos tres, al menos para mí, no son sinónimos.
LO NUEVO puede estar o recién hecho o no haber sido usado por nadie aún. También decimos nuevo lo que vemos u oímos por primera vez. Lo nuevo posee la magia y la limpidez genuinas y hasta huele bien. Una camisa nueva es una maravilla. Pero novedad no es per se sinónimo de calidad. A veces es todo lo contrario: las nuevas creaciones muchas veces carecen de creatividad y son simples copias o versiones de inferior calidad de obras anteriores. Hace pocos años un triste director de cine se le ocurrió hacer un "remake" de Psicosis y la copió escena por escena. El resultado fue como si yo hiciera una copia de la Mona Lisa. Así, lo nuevo es nuevo, no necesariamente bueno. El reggaetón es nuevo y es lo peor que le ha pasado a la música. Un carro del año chocado puede ser nuevo, pero es chatarra.
LO VIEJO es aquello que no es de fabricación reciente y que está deslucido, gastado e incluso estropeado por su uso. Viejo es un par de zapatos o un chicle usado. Las noticias son viejas si son de antier.
LO ANTIGUO es interesante, porque aunque esté viejo -es decir, aunque se haya hecho hace mucho o esté "gastado"- puede que aún sirva; o bien, aunque no sirva, adquiere un nuevo valor: el de la antigüedad. Una plancha de carbón o un televisor de tubos, aunque no sirvan, se compran como adorno. Hay coleccionistas de antigüedades. Los discos de acetato (en Costa Rica se les llamaba "elepés", LP) son antigüedades, y aún sirven. Y curiosamente, lo que estaba viejo y con valor comercial cero, luego de algún tiempo puede convertirse en antigüedad, y ser vendido en millones.
LO CLÁSICO es una maravilla, porque no importa que haya sido hecho hace años o siglos, no es viejo (no se ha "gastado") sino actual. Lo clásico tiene valor HOY, tiene algo que decirnos HOY. Encuentro lo clásico en creaciones humanas, sobre todo en el arte. Pasan siglos y lo clásico conserva y acrecienta su valor. ¿Quién dice si algo es o no es un clásico? Sólo el tiempo. "Lo que el viento se llevó" se sigue viendo y analizando, y sigue emocionando, y así continuará. "El Grinch", "Superman IV" o "White chicks", en cambio, darán vergüenza verlas.
Un ejemplo musical (todo a mi juicio):
Nuevo, de excelente calidad: el álbum "Eyes open" de Snow Patrol (Irlanda); nuevo y pésimo: Wisin y Yandel.
Viejo: "La Macarena" de Los del Río (es posible que muchas de sus copias cuelguen de los espejos de los taxis)
Antiguo: un LP de la orquesta de Ray Conniff (más por ser LP que por la música que tiene).
Clásico: (excluyendo lo que comúnmente se llama "música clásica") John Lennon, Louis Armstrong, ABBA o Cat Stevens.
Por cierto: quien antes se llamaba Cat Stevens hoy se llama Yusuf Islam, y para buena suerte de todos, ha regresado a la música. Su álbum "An other cup" (2006) es una maravilla llena de poesía, de filosofía humanista y pacifista. Sus letras son un canto a la paz, como cuando hace mucho, bajo el nombre de Cat Stevens, escribió:
Viejo: "La Macarena" de Los del Río (es posible que muchas de sus copias cuelguen de los espejos de los taxis)
Antiguo: un LP de la orquesta de Ray Conniff (más por ser LP que por la música que tiene).
Clásico: (excluyendo lo que comúnmente se llama "música clásica") John Lennon, Louis Armstrong, ABBA o Cat Stevens.
Por cierto: quien antes se llamaba Cat Stevens hoy se llama Yusuf Islam, y para buena suerte de todos, ha regresado a la música. Su álbum "An other cup" (2006) es una maravilla llena de poesía, de filosofía humanista y pacifista. Sus letras son un canto a la paz, como cuando hace mucho, bajo el nombre de Cat Stevens, escribió:
"Now I've been happy lately, thinking about the good things to come /And I believe it could be, something good has begun. /Oh Ive been smiling lately, dreaming about the world as one /And I believe it could be, some day its going to come. /Cause out on the edge of darkness, there rides a peace train / Oh peace train take this country, come take me home again"
Creo que para Occidente es muy importante que Yusuf intente revertir con su música los actuales prejuicios que pesan sobre la cultura y credo islámicos.
Por suerte, un clásico no muere, y cuando regresa, es algo magnífico.
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