lunes, marzo 26, 2007

Grandes fueron los viajeros que cruzaron por aquí…

Después de unos días, en los que tuve que hacer un periplo quijotesco por varios países (cosas de trabajo), al fin tengo un tiempo para escribir algo. Me ha tocado ver cosas interesantes. Desde una reunión de gente importante a nivel mundial, en la querida y primaveral Guatemala; hasta episodios cotidianos y anónimos, como uno que llamó mi atención hace días. Eran casi las 8:00 a.m. en el centro de San José. La luz roja me detuvo justo para observar a una mujer joven dar un sándwich a un señor bastante mayor, de esos que buscan comida en la basura y piden limosna en la puerta de la iglesia. Buen ejemplo de humanidad y amor con obras. Sin aspavientos ni campañas oficiales. Un gesto de solidaridad humana que, si la teoría del efecto mariposa es verdadera, debe haber salvado al mundo al menos por unos minutos. Para mí, un poco de aire fresco entre el bullicio de una sociedad cada vez más contaminada por el smog y la indiferencia.

En Guatemala encontré (¡al fin!) un CD que buscaba desde hace años, de un grupo costarricense. Allí estaba, posiblemente esperándome por meses. “Donde estás si no es aquí” fue el primer disco de Tango India, y tiene -a mi juicio- dos de las mejores canciones jamás escritas en Costa Rica: “Azul” y “Esperaré”. Conseguir su música es casi imposible en esta patria. Como suele suceder, tristemente, no sabemos valorar al artista nacional, aunque sea de calidad hemisférica. Ridículo, pero así somos. Para Tango India (Felipe Solís y Juan Diego Villegas) mi saludo, respeto y admiración. Por cierto, para los que no lo saben, “tango-india” corresponde al código de Costa Rica para efectos aeronáuticos y de comunicaciones: T. I.

Ya en Costa Rica, tuve la suerte de saludar y estrechar la mano de uno de los grandes de la Nueva Canción mexicana: Fernando Delgadillo, quien estaba en el país para un concierto. Conocí la música de Fernando en el DF en el 2000, cuando escuché por primera vez “Julieta” y “Hoy ten miedo de mí”, y he seguido su trayectoria durante años. La casualidad quiso que uno de sus discos estuviese en mi carro en ese momento y él lo autografió. Fernando es un hombre altísimo, amable y sencillo. Toca su guitarra en forma asombrosa, tiene una voz potente, acorde con su humanidad, y sus letras son provocativas, evocadoras, a veces divertidas, a veces contestatarias y críticas, como la poesía. En “Del libro de los días” canta lo siguiente:

“La concordia alimenta, la discordia nos consume /
Ningún hombre es mejor que su conversación /
Una respuesta suave es la cura para la cólera /
Nunca respondas la pregunta que no te hayan hecho /
Los rumores son mentiras a medias /
la lengua del sabio está en su corazón, y el corazón del tonto está en su lengua /

Corona de la buena voluntad es la humildad /
La herida que es causada por la lengua es incurable /

Siempre el mejor negocio es terminar contento /
y verdad que hiere es mejor que mentira que te alegra”.

Eso último yo también lo creo. En eso, estoy de acuerdo con Fernando, y no con Arjona, que canta exactamente lo contrario.

Del impresionante cancionero de Fernando Delgadillo recojo algunas frases y estrofas sueltas. Aunque sin música no son lo mismo, igual tienen algo que decirnos.

“Qué se ha dicho del cantante de protesta, que la rebeldía que había se reformó, que vistió saco y corbata, que trae su licenciatura, como nobiliario título, que ya se le pasó. Que ha encontrado un sitio en donde renegaba, convirtiéndose al final en lo que tanto protestó”.

“Hoy en tu cumpleaños podría, no sé, conseguirte media tonelada de flores
siete miradas distintas, quinientos besos de sabores,
un collar de perlas amarillas, dos boletos para el cine, un disco de los Rolling
Un trozo de carbón que en menos de mil años será un bello diamante,
un diente de tiburón, una piedra lunar y hasta una foto de Marte recién tomada,
20 poemas de amor y una canción desafinada…”

“Toma el timón de mi barca y el oriente de mis velas.
en tu tierra firme dame una señal
sé mi faro por las noches déjame arar con mi quilla

en tus arenas remontar tu manantial”

Músicos costarricenses en tierras chapinas; músicos aztecas en suelo tico. Porque Latinoamérica da para todos. No creo que haya mejor continente para vivir. Quizá aún tengamos tiempo de rescatarlo y cuidarlo para los que vendrán. Quizás ellos, cuando ya hayamos partido, puedan cantar con Fernando Delgadillo, "GRANDES FUERON LOS VIAJEROS QUE CRUZARON POR AQUI".