martes, enero 15, 2008

Mis encuentros con los marcianos

Marte me produce fascinación desde niño. Me refiero al planeta vecino, pero también al dios romano de la guerra (llamado Ares en Grecia), hijo de Júpiter y Juno. Me parece genial y magnífico a pesar de su espíritu guerrero y violento. Vestido con armadura y yelmo encrestado, el dios greco-romano desafía la pobre personalidad de otros dioses del Olimpo, y a los otros planetas de nuestro sistema.

Marte (el dios, el planeta, la idea) ha inspirado durante siglos al arte y a la cultura.

Los marcianos me parecen una raza muy interesante. El marciano es el invasor por antonomasia (a nadie se le ocurre pensar en “la invasión de los saturninos”). Su imaginada imagen –casi siempre injustamente repulsiva, cercana al molusco/insecto– aterroriza a niños y adultos.

Voy a relatarles algunos de los encuentros que he tenido con los marcianos.

Encuentro #1: En la escuela tuve que preparar una exposición sobre el simpático planeta rojo y la misión Viking de la NASA. Debe haber sucedido cuando cursaba cuarto o quinto grado; tendría unos diez años de edad. Hice un cartel con recortes de revistas y aprendí de memoria la conferencia. Y desde entonces, ese terreno rojizo, desértico, rocoso, inhóspito, cruzado de canales, con montes gigantes y dos satélites naturales (Deimos y Fobos, nombres de los hijos de Ares con Afrodita), asombroso, como salido de un cuento de ciencia ficción, me cautivó. Bastante más chico que la Tierra, su color rojo (fácilmente relacionable con la sangre) favoreció que se le considerara desde antiguo como un símbolo del dios de la guerra. Marte tarda casi el doble de tiempo que nuestro planeta en dar una vuelta al Sol. Antes de los Viking, le mandamos los Mariner; y luego la Mars Pathfinder y otras misiones que le han instalado satélites artificiales.


Encuentro #2: El primer marciano al que tuve acceso fue el simpático viejo protagonista de “Mi marciano favorito”, que tenía poderes pero los usaba ocasionalmente y siempre para bien de los demás.


Encuentro #3: Si algo puso al planeta Tierra al alcance de los marcianos fue “La guerra de los mundos”. Pero hay muchas “Guerras de los mundos”: la de Wells, la de Welles, la de Jeff Wayne, la de Spielberg. Primero fue la brillante historia original de Herberth George Wells, padre de la ciencia ficción (publicada en 1898). Los ojos de envidia de los marcianos se posaron ese año por primera vez sobre la tierra, e invadieron Londres. 


Luego, la famosa versión de radio de Orson Welles, transmitida el 30 de octubre de 1938. Brillantemente elaborada como una narración noticiosa de acontecimientos en tiempo real ambientada en New Jersey, tuvo un efecto aún más memorable y digno de estudio: seis millones de personas la escucharon y más de un millón fue presa del pánico. La CBS se inundó de demandas, pero Welles saltó a la fama (la cual le fue muy útil en su carrera de cineasta. Ciudadano Kane es de 1941).


Con base en el libro de Wells, el músico inglés Jeff Wayne compuso en 1978 una magnifica versión musical de rock sinfónico y narrador (nada menos que Richard Burton), ganadora de varios premios, que contiene la magnifica canción “Forever autumn”, cantada por Justin Hayward (líder de Moody Blues). En el disco participan David Essex y Chris Thompson, entre otros grandes. Un diez rotundo.


Por ultimo, la interesante versión en cine de Spielberg (poco fiel al texto original) cuyos dos grandes lunares son los gritos de Dakota Fanning y las caras de cartón de Tom Cruise, y sus puntos más altos son, sin duda, las máquinas de guerra. La cinta ubica la invasión de nuevo en USA. La de Spielberg es la segunda película basada en la novela: hubo una primera, producida en 1953.

Encuentro #4: Hay ecos de la historia de la invasión de Wells en muchas películas. Por ejemplo, “Mars attack!” de Tim Burton (1996) es una divertida parodia en la cual el virus letal para los invasores se transmuta en una canción; mientras que en “Independence Day” de Roland Emmerich (1996) se cambia por un virus informático. Incluso hay algo de Wells en “Señales” de M. Night Shyamalan (2002).

Encuentro #5: Marte aparece y reaparece en la pantalla gigante. Entre lo más reciente, encontramos “Misión a Marte, de Brian De Palma (2000), “Red planet” de Anthony Hoffman (2000) y “Total recall”, de Paul Verhoeven (1990), basada en una historia de Phillip K. Dick.

Encuentro #6: En literatura he tenido varios encuentros con marcianos: en “El abogado del marciano”, divertida historia del argentino Marcelo Birmajer, que fue finalista del certamen literario en el cual yo también participé con mi “Campana de la luna”; en las “Crónicas marcianas” de Ray Bradbury, en cuyo prólogo Borges escribió: “el planeta rojo –que su profecía nos revela como un desierto de vaga arena azul, con ruinas de ciudades ajedrezadas y ocasos amarillos y antiguos barcos para andar por la arena”. Y en “Más allá del planeta silencioso”, una novela de C.S.Lewis (autor de “Cronicas de Narnia”), sobre el viaje a Marte (‘Malacandra’) del profesor Ransom, un experto en filología. Allá, Ramson descubre tres especies racionales, seres inocentes que viven en armonía en los canales del planeta, ajenos a la destrucción característica de la historia de la Tierra (Thulcandra), el planeta silencioso. Una obra maestra en muchos sentidos, pero hablaré sobre ella en otra ocasión.

Encuentro #7: En la TV, recuerdo con emoción un capítulo de Doctor Who llamado “Pirámides de Marte”.

Encuentro #8: Más música marciana: Gustav Holst dedicó a Marte una importante parte de “The Planets”. Pero lo que más tengo presente hoy es el fuerte rock metálico de “30 seconds to Mars”.

Imagino que habrá docenas más de obras relacionadas con Marte y los marcianos que aún desconozco. Eso me ilusiona, porque así podré continuar con otros encuentros marcianos. Son bien interesantes esos bichos.

De vuelta a la carrera espacial, según entiendo el motor de plasma que está fabricando el Dr. Franklin Chang (astronauta tico) en Liberia (en su fábrica llamada ‘Ad astra rockets’) permitirá llegar al planeta rojo en un futuro no muy lejano. De Liberia a Marte, boleto de ida y vuelta, por favor.

No puedo evitar confesarles que mientras escribía esto no dejé de cantar mentalmente aquella vieja canción que dice “Los marcianos llegaron ya / y llegaron bailando ricachá / así llaman en Marte al chachachá” ¿La recuerdan?



jueves, enero 10, 2008

De nuevo, las noticias del año

En enero de 2006 escribí en este blog un comentario sobre el resumen de las noticias nacionales más importantes del año 2005 según el programa 7Días del Canal 7. El lunes pasado ese programa transmitió su recuento de lo importante del 2007 (de acuerdo a su línea editorial). En realidad, la mayoría no eran noticias, ni siquiera sucesos (que por lo general es lo único de lo que nos informan los noticieros –además de los chismes de periodistas y fiesteros, y del fútbol-), sino meros diagnósticos de la realidad nacional o mundial. Es un error en el que siempre caen nuestros comunicadores: confundir noticias y reportajes. Como ya había escrito aquello hace tanto tiempo, se me ocurrió iniciar los escritos de este año (tengo mucho sin escribir nada en el blog) haciendo una comparación entre ambas listas, para ver qué tanto ha cambiado este curioso mundo y este aún más curioso país.

Según 7Días, Costa Rica en el 2005 fue:

- El asalto al banco de Monteverde
- El juicio de una proxeneta
- El incendio del hospital
- El cura que vive en Uganda (reportaje)
- Las inundaciones del Sixaola
- Un despido injustificado sin indemnización
- Los accidentes aéreos
- La clasificación al Mundial Alemania 2006
...y nada más...

Esta vez, 7Días unió en un único programa lo mas relevante del 2007 tanto en el país como en el mundo. Para seguir las formas, evitaré (por ahora) mencionar las noticias extranjeras. Según ellos, Costa Rica en el 2007 fue lo siguiente:

- El juicio del abogado Burgos: un sujeto ex defensor público condenado a 35 años de prisión por matar a su esposa.
- Los accidentes de tránsito (reportaje) y la muerte de 3 jóvenes por culpa de un estúpido chofer que, huyendo de la policía, se saltó un semáforo (suceso tristemente paradigmático).
- Un sujeto llamado Quintavalle (reportaje sobre un tipo, empresario deportivo y hotelero desconocido, que se hizo famoso de la noche a la madrugada, y que luego fue acusado de estafa).
- Las lluvias, huracanes e inundaciones en el país (reportaje).
- Alud sepulta 7 casas (suceso).
- La cacería de tiburones en la Isla del Coco (reportaje).
- La aprobación del Cafta mediante el primer referéndum de nuestra historia
- La deserción en los colegios (reportaje).
- Las 68 medallas que ganaron nuestros muchachos y muchachas en las olimpiadas especiales en China.

Como se ve, las únicas verdaderas noticias son la aprobación del CAFTA y las medallas. Quizás la sentencia fue relevante, pero también hubo otras importantes. Y aunque no deseo restar importancia a los sucesos (tristes hechos, casi siempre delictivos), lo cierto es que suceden cientos todos los días y casi ninguno afecta a más de un puñado de personas. Por otro lado, creo que los reportajes no deberían contar para un recuento anual, porque son realidades permanentes, como las filas de los hospitales, las constantes visitas de artistas y cantantes, las alzas en las tarifas de la luz y la organización de desfiles.

¿Es que acaso nada más ocurrió en el país? ¿Y el inicio de nuestras relaciones diplomáticas con China? ¿Y los avances en el motor de plasma del Dr. Franklin Chang? ¿Y el apagón nacional? ¿Y los nuevos procesadores de Intel? ¿No renunció un vicepresidente? ¿Acaso el INBIO no habrá descubierto nada relevante? ¿Nada habrá sucedido en el ámbito de la cultura o la economía? ¿Ninguna figura relevante falleció? Una vez más, el resumen de noticias parece escogido por motivos de mercadeo, no de relevancia nacional.

Y el resumen a nivel mundial fue el siguiente: el cambio climático (reportaje), la matanza en la Universidad de Virginia (suceso macabro, semejante al de Finlandia o Nebraska), el terremoto en Perú y el huracán en Nicaragua (importantes desastres naturales, pero no los únicos: Tabasco, por ejemplo), la tumba de Jesús según James Cameron (reportaje), dos misioneras en Guinea (ese ni lo entendí) y Paul Potts ganando "British got talent". ¿Sólo eso? ¿Y la Venezuela de Chaves y el enojo del rey y la Colombia de las FARC y la guerra en Irak y Benazir Bhutto? ¿Será que nada más sucedió en toda Europa, ni en África, ni en Estados Unidos, ni en Centroamérica? ¿No ocurrieron unos incendios devastadores en muchas zonas del planeta? ¿Será que en ninguno de los organismos internacionales existentes se hizo algo relevante este año? De verdad que echo de menos CNN, el telediario de TVE y el noticiero de la Deutsche Welle (estos días me quede sin cable).

Es posible que hacer esos resúmenes no sea ni fácil ni importante. A decir verdad, no son más que noticias viejas y sólo algunas de ellas siguen siendo actuales y relevantes para nuestras vidas. Las demás corren la misma suerte de los periódicos viejos: salvo por aquello que uno recorta, lo demás termina envolviendo el pescado o la verdura. Quizá los años se recuerdan no por lo que dicen los noticieros, sino por lo que nos sucede a cada uno o a nuestros seres queridos: “el año de la graduación”, “el año del viaje a España”, “el año de lectura del último libro de Harry Potter”, “el año de la enfermedad”, “el año del nuevo empleo”, “el año del nacimiento del hijo”, y así. Entonces, cada uno debería hacer su propio resumen de noticias.